23. SEVILLA - R. MADRID
He sido y sigo siendo, creo yo, un buen aficionado al fútbol y a todos los deportes en general, lo he practicado, he jugado en categoría regional, mas bien por mi velocidad mas que por mi técnica, pero en fin me he defendido, fui seguidor y forofo del Real Madrid, ahora solo me queda lo de seguidor, sin apasionamiento ninguno, eso ya pasó a la historia, me gusta ver jugar el buen fútbol proceda del equipo que sea, antes no era así, solo veía el blanco del club merengue, bueno pues a lo que voy, en aquellos tiempos y cuando jugaba el Real Madrid en Sevilla intentaba ir a verlo, claro que por unas causas o por otras nunca tuve la dicha de permitirme ese lujo, ya que lógicamente ese día hacían Día del Club, ambos equipos el Betis y el Sevilla, y claro mi economía no estaba para despilfarros, total mi gozo en un pozo, otra vez sería, un año y no recuerdo como pude conseguirla me hice con una entrada para ver un Sevilla-Real Madrid, los días anteriores al encuentro tuve una ilusión bárbara, los días se me hacían meses, no me lo creía que pudiera ver al Real Madrid, para mi era un sueño, y como los sueños sueños son como diría Calderón de la Barca, en sueño se quedó, una inoportuna, traicionera y jodía gripe me fastidió el invento, me machacó la ilusión, ya el domingo por la mañana no tuve mas remedio que ir a la enfermería, a que me vieran las monjas y como me encontrarían que ya no me dejaron salir de allí, yo llorándoles, suplicándoles, pero todo ello fue inútil, con cuarenta de fiebre, fue misión imposible, vaya putada, vaya tarde del domingo que pasé allí encerrado en la enfermería, viendo solo los uniformes blancos de las monjas en vez de ver los blancos del Real Madrid, en fin cosas que tenían que pasar así.
Algunos domingos por la tarde me acercaba al barrio de Nervión, andando desde la Puerta de la Carne y subiendo por la avenida de Eduardo Dato hacía el Estadio Sánchez Pizjuan y por allí pasaba el rato esperando hasta que faltando diez minutos para finalizar el partido el portero abriera las puertas, entonces me introducía y para mi era el mejor momento de toda la tarde, me instalaba como podía en el Gol Sur, que era la puerta que únicamente abrían y algunas veces tuve la suerte de poder presenciar algún gol orilla de mis narices, para mi todo un acontecimiento.
El Estadio del Sevilla lo visité algunas veces más, pero entonces para ver partidos completos, nos daban entradas gratis en el Colegio para ver la Selección Española, recuerdo haber visto un España-Suecia, con un resultado de tres a uno a favor de España y un España-Méjico que terminó con empate a cero, allí nos encontrábamos todos los laborales con nuestras pequeñas banderas españolas animando a nuestra selección.
Al Benito Villamarín también fui varias veces, en cierta ocasión me fuí andando desde la Universidad, a campo a traviesa y me recordaré por siempre, pues no pasé miedo ni ná, ozú, , al pasar por una casa de campo, un pequeño cortijo, un perro tan grande como un león salió a mi, ladrándome orilla del culo un rato que a mi me pareció una eternidad, me estuvieron temblando las piernas dos horas después, aun creo que me tiemblan un poco y ese día para mas colmo compré una entrada de infantil por un duro y como ya era un poco mayorcito y allí esperando en la puerta por donde entraban los chavales, uno de ellos venga a decirle al portero que si yo era mayor, que si tal que cual, consecuencias me tuve que ir de allí y pasar por otra puerta, de buena gana le hubiera retorcido el pescuezo al malaje de aquel crío me acuerdo aún de aquel partido era un Betis-Sevilla y el resultado fue un empate a dos , siendo Quino el autor de los goles del Betis, y también recuerdo que ya no tuve la valentía de regresar por el mismo sitio a la Universidad, me vine por el Paseo de la Palmera hasta la Glorieta del Cid, un perro mas grande que un león me seguía esperando, seguro.
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