22. FESTIVALES EN LA PLAZA DE ENTRADA
La Universidad dentro de su majestuosidad y como si de una ciudad se tratara tenía y tiene en la actualidad, gracias a Dios, una plaza de entrada, amplia, espléndida, admirable, colosal, y he dicho gracias a Dios, porque según me comentaron además de muy buena fuente en mi última visita turística a Sevilla, que estuvo a punto de desaparecer, de pasar a mejor historia, ya que por lo visto existía un proyecto de hacerla desaparecer, algún malaje de mente pensante y no sé el motivo, sus malvadas razones tendría, quería hacer inquilinas de la misma a las maquinas demoledoras, arrasar el espacio tan querido por miles de alumnos que allí vivieron su juventud, quemar los millones de recuerdos y vivencias de tantos que allí quedan, pero parece que al final hubo suerte, firmaron el indulto en el último instante y no solo el indulto sino su limpieza y remodelación aunque fuera muy poquito a poco, no quiero ni pensarlo lo que hubiera podido pasar si lo llevan a efecto, no lo hubiera podido resistir, me hubieran herido de muerte, habrían asesinado la ilusión que me hace pensar que aún existe un espacio , unos edificios, un lugar que guarda, que almacena comprimida toda mi juventud, que custodia los recuerdos de miles de jóvenes que pasaron por allí y dejaron entre sus muros los mejores años de su vida, mira que si me acerco a Sevilla y al llegar observo que allí ya no se encuentra nada, que en su lugar hay una urbanización cualquiera, no quiero ni pensar que hubiera pasado.
Pues bien en esa plaza de entrada, como he dicho muy amplia y con la torre al fondo de vigía, cuando llegaba el mes de Abril y Mayo, es decir cuando se acercaba el buen tiempo, cuando Sevilla resplandece, los sábados por la tarde, siempre los sábados, sin duda el mejor día en la "Uni", en este caso por la noche, se organizaban unos grandiosos festivales de música, canciones poesía y otros actos lúdicos a los cuales acudíamos todos los integrantes del Centro Universitario.
Toda la corriente pop y rockera de aquel entonces pero nacida allí en los colegios , se manifestaba en esa plaza, y puedo decir sin miedo a equivocarme que muchos de los conjuntos de música que allí se formaron tenían una categoría que ya quisieran muchos conjuntos chabacanos de ahora, allí se celebraban festivales competitivos en el cual concursaban con canciones ya conocidas u otras inéditas, y que al final un jurado entendido emitía el veredicto correspondiente, recuerdo ahora un alumno con una voz prodigiosa, Juan Antonio Herguedas especialista en temas románticos italianos y que aspiraba siempre a la victoria, todo un prodigio de voz .
La plaza, hermosa, y en la que en una esquina montaban el escenario, se llenaba de cientos de sillas de madera, que yo no me explicaba de donde sacaban tanta silla, llena de jóvenes aplaudiendo a sus conjuntos preferidos y en lo alto, siempre, todas las veces, la luna sevillana, clara, limpia, blanca, resplandeciente, orgullosa de alumbrarnos, y a su vera nuestra torre mudo testigo también de cientos de ilusiones y canciones tarareadas por lo bajo de muchos de los que allí nos encontrábamos
Aquel sitio notario de todos los actos relevantes también era testigo, como no, de la entrega de diplomas de fin de curso, a los alumnos mas aplicados y con mejores notas, alguna vez recibí alguno de ellos, la verdad que te llenaba de orgullo, sin embargo los he perdido, no sé que he hecho de ellos, , un fallo imperdonable, una lástima, el tiempo hace que un objeto sea mucho mas valioso, como el vino que se guarda en viejas barricas de roble, una pena, pero en fin no hay remedio.
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